Esta experiencia realizada entre Cáritas y el I.E.S. Columela, ha sido una vivencia única que esperamos repetir.
Los objetivos alcanzado han superado con creces los previstos inicialmente definidos.
No solamente se ha sensibilizado sobre la realidad del sinhogarismo, la prevención de drogodependencias en jóvenes, la socialización de las personas sin hogar, el cuidado por el medio ambiente, el trabajo de educación emocional conjunto... sino que ha llegado a ser un proyecto avalado por todos como experiencia de innovación pedagógica y de comunidad de aprendizaje o como escuela de espacio de Paz desde el Arte Inclusivo, un trabajo activo de educación en valores, de aprender a SER PERSONAS Y VIVIR EN SOCIEDAD... dónde todos los participantes han valorado este taller cómo algo único que les ha servido para darse cuenta de QUE TODOS SOMOS UNO y así hemos trabajado, sin prejuicios, sin diferencias, dónde todos hemos aprendido de todos desde la igualdad, dónde nos hemos rejuvenecido con la juventud y vuelto a la escuela, dónde los jóvenes han madurado y se han sentido muy motivados para implicarse en la sociedad, para estudiar y responsabilizarse en sus vidas..., dónde el respecto por el medio ambiente ha estado presente así cómo el reciclaje de basura y sobre todo de VIDAS, considerándose, los participantes, privilegiados por poder participar en él...
Sólo nos ha faltado tiempo para concluir, y lo haremos durante el verano.
Hoy el Centro se nos ha quedado pequeño y llenado de COLOR Y DE VIDA.
Gracias a todo el alumnado y a las personas acogidas en primer lugar, pero sin olvidar a todos los voluntarios implicados, al Instituto Columela Cádiz y toda su comunidad educativa, incluida el Ampa Columela, a su profesora Patricia Garzon Sanchez, a Cáritas Diocesana de Cádiz y Ceuta, y por qué no? a nosotros mismos que día a día luchamos por hacer realidad esta frase que tanto nos dice:
"Muchas gente pequeñas, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas pueden cambiar el mundo".
Gracias de todo corazón.
Seguiremos...
