Los afectos perdidos

Hace más de ocho años que no toco la heroína, la cocaína o la metadona. Estuve tres meses en un centro en Huelva, para dejarlo.
Pero la vida me jugó una mala pasada de las suyas, y cuando llevaba tres años de estar bien, caí preso por primera vez en mi puta vida.
Estuve 45 meses encerrado. Me lo comí a pulso.
Mi familia no quería saber nada de mí.
Cuando salí en libertad me vi en la calle, durmiendo en los cajeros o en la playa... Y todas las noches era bronca segura. Yo tenía que defender lo mio.
Así empecé dándole al alcohol. Yo he bebido siempre, pero no como cuando me he visto solo y en la calle, como un perro abandonado.
Entonces tomé la decisión de que no podía vivir así y conseguí, después de mucho intentarlo, irme a un centro para solucionar lo del alcohol.
Ese fue el primer paso de otros muchos que me han traído hasta aquí.
Ahora, en estos momentos, soy muy feliz, y me siento querido por mis compañeros, y sobre todo por mi hermana mayor, que me está ayudando desde que se enteró de mi decisión.
Se lo tengo que agradecer a mi cuñado, que me prometió que si yo hacía las cosas bien me traería a mi padre y a mi hermana para verlos y hablar con ellos, despues de más de cuatro años que no los veía.
Para mi ese encuentro fue grandioso, como un niño esperando su regalo en una noche de reyes. Por fin llegó ese día. A mi hermana la vi muy guapa, pero con unas pocas arrugas más en su rostro. Y a mi padre lo vi como siempre, con 86 años cumplidos, y ahora en un asilo, bien cuidado de médicos.
De mi otra hermana no se nada. Cuando salí en libertad la llamé por teléfono, para ir a verla a ella y a los niños, y me dijo estas palabras: tu para mi ya estás muerto. Desde entonces no se nada de ellos.
Sí tengo una pena grande y es que mi madre se murió cuando yo estaba preso y no pude darle un beso de los míos. Yo era su niño y no pude dárselo, pero me consuela que ella está siempre conmigo dándome mucha fuerza.  

Manuel

(Esta es una historia -como la de muchos que viven en la calle- de pérdidas y reencuentros, de relaciones que se rompen y de un largo camino para reconstruirlas. Manuel ha vuelto a encontrarse, hace poco, con su otra hermana. El encuentro ha sido cálido y han podido volver a retomar los afectos perdidos.)