Salimos a las seis de la mañana y estuvimos pescando frente a Conil, donde se coge un buen pulpo.
Estando pescando con las pulperas me puse a recordar cuando yo era chico.
A mi no me gustaba ir a la escuela y entonces me escondía en el barco del que mi padre era el patrón y en el que también faenaban mis hermanos mayores y algunos primos mios.
Cuando alguno de los marineros bajaba a la proa, ahí estaba yo escondido y me decía: “Chiquillo…¿qué haces ahí?” Y le gritaban a mi padre: “¡Ramón, tu hijo chico está a bordo!”.
Mi padre me decía: “¡Te voy a coger y te voy a echar al agua! ¿Que haces ahí que no estás en la escuela”?, y yo respondía: “Que voy hacer aquí papá, yo quiero trabajar con vosotros”.
-“Tu hermana Carmen estará preocupada por ti”.
Y mi padre tenia que llamar al armador a decirle que yo estaba en la mar con el y con mis hermanos para que avisara a mi hermana.
Yo quería ir a la mar que es lo que mas me gustaba, a pesar de que la vida en la mar es muy dura, pero a mi eso no me importaba.
Asi que mi padre me dejó por imposible y yo inicié mi vida en la mar.
Yo siento el mar como un lobo marino.
Hoy, al cabo de los años, me acuerdo de aquel principio y deseo que este barco que es Ramón pueda salir a flote, porque no esta hundido y tiene que navegar con los vientos y marea a mi favor.
Solamente depende de mi, para llevarlo a un buen puerto.
Yo soy el patrón de mi barco y quiero navegar otra vez, ya que no puedo estar sin la mar y sin los marineros, navegando por todos los mares del planeta.
DON RAMÓN