Cuando era pequeño tenía sueños como todos los crios. Uno de ellos era la música. La guitarra y el cante eran un referente importante.
Las mujeres fueron apareciendo en mi vida conforme fuí siendo más mayor y la verdad es que tenía mucho exito con ellas.
Mi familia era, económicamente, de tipo medio aunque rica en otras muchas cosas.
Tuve algunos problemas con mi padre a cuenta de la bebida, pues se volvía violento con los que más quería y conforme fuí más mayor tuve sus más y sus menos con él. Pero después de todo era mi padre y yo lo quería y él a mi y a los demás.
Cuando empecé a espabilarme fuí monaguillo de la Catedral Vieja de Cádiz, después repartí flores y vendí juguetes, entre otras muchas cosas, con lo cual empecé a manejar dinero muy pronto. Eso me ayudaba a la hora de comprarme ropa y salir con las niñas, ir al cine, pasear, tomar un refresco en un bar o comprar las botellitas para ir a la plaza donde nos reuníamos unos cuantos amigos.
A los 14 años comencé a probar la cerveza y el alcohol, a fumar porros y consumir muchas cosas más: pastillas, coca, heroina...
Entonces también aprendí a tocar la guitarra y a cantar.
Las cosas iban bien, pero empecé a abusar de ciertas sustancias y opté por salir de aquello.
Con 16 años me fui a la mar con mis tios que eran patrones de pesca en congeladores. Pescábamos gambas y marisco, en las costas de Angola. Allí aprendí mucho y eché una mano en casa.
Las cosas iban bien, pero llegó el servicio militar y tuve que dejarlo todo.
Hice la mili en San Fernando, y hasta tuve suerte pues me metí en la banda de música y estaba muy bien al lado de casa y con muchos permisos.
Mi padre ya estaba enfermo y como cobraba poco cuando yo tenía trabajo, me iba de permiso y trabajaba con una empresa de grabación de reportajes en video de bodas y otras celebraciones, y también me saqué un buen dinerito.
Pero el alcohol siempre estaba ahí, conmigo, cada vez con más fuerza. Había logrado dejar otras sustancias, pero el alcohol no.
Conocí por entonces a la que sería mi mujer y no terminé la mili pues ella se quedó embarazada y me dieron un permiso especial.
Entonces ya tenía trabajo en la construcción. Primero empecé de peón y pintando, y al poco tiempo ya era oficial de segunda.
Estuve unos cuantos años viviendo un poco más tranquilo. El niño por medio, la casa, mi mujer. Todo parecía ir mejor.
(Continuará)
Miki